DESPUÉS DE LUCÍA (Recomendación de la semana)


Después de Lucía, una cinta realmente buena que no podemos dejar de ver, Tessa Ia realiza un extraordinario papel como la adolescente que sufre estoicamente los males que le propician sus compañeros, hasta el grado de llegar a la deshumanización.
“Después de Lucía” es un drama de venganzas, un dibujo oscuro y de sufrimiento que explora la pérdida de los estribos y de la dimensión entre el bien y el mal. Es un retrato abrumadoramente duro que no permitirá al espectador permanecer impávido. (Peri)



El mayor temor de cualquier padre de familia, los males más atroces que éste quisiera evitarle a un hijo son vividos silenciosamente por Alejandra (Tessa Ia), en el segundo largometraje de la carrera de Michel Franco.
Ganadora de la sección Una Cierta Mirada en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes, nos sumerge en una espiral de sufrimiento y desesperación que dista por completo de los problemas clásicos de la adolescencia: la soledad, incomprensión o el eventual corazón roto.
Franco explora un tema mucho más crucial, actual y peligroso: el bullying, al igual que las consecuencias que toda conducta autodestructiva genera; así de trágica, cruda y realista es “Después de Lucía”.
El título hace referencia a la vida de un padre —impactantemente interpretado por Hernán Mendoza— y su hija Alejandra, quienes tras la muerte de la matriarca de la familia (Lucía) se mudan de Puerto Vallarta a la Ciudad de México con la esperanza de reconstruir su fragmentada existencia.
Aunque en un principio la joven parece integrarse bien en su nueva escuela, un desliz cometido en una fiesta la convertirá en el objeto del escarnio de todos sus compañeros; este acoso llegará a niveles inimaginables de inconsciencia y maldad.
Con una cámara que transita entre el movimiento continuo y el estatismo; entre las tomas abiertas y las realizadas atrás del hombro de los personajes, para vivir los hechos desde su perspectiva, la película nos sumerge en la incertidumbre y drama que los aqueja.
Todos ellos solitarios, son dos los que llegan a un angustioso punto de quiebre: el padre que pasa de la depresión a la desesperación, cayendo incluso en extremos igualmente violentos, y una hija amedrentada y dolida en busca de un poco de paz.
Tessa Ia realiza un trabajo sobresaliente como la adolescente que sufre estoicamente los males que le propician sus compañeros, los cuales caen hasta el punto de la deshumanización. Asimismo, la naturalidad que Tamara Yazbeck, Gonzalo Vega Jr. y el resto del elenco juvenil imprimen a sus personajes hace que los momentos sean más estremecedores.
Temas como las drogas, el sexo, el abuso sexual o hasta el suicidio, son planteados de alguna u otra manera en el filme que contiene más de una escena tan fuerte que podría incomodar al auditorio.
Asimismo, en pos de hacer un retrato fiel de la juventud, sus modos de expresión e irresponsabilidad, cuenta con lenguaje vulgar que añade realismo a los diálogos.
 “Después de Lucía” es un drama de venganzas, un dibujo oscuro y de sufrimiento que explora la pérdida de los estribos y de la dimensión entre el bien y el mal. Es un retrato abrumadoramente duro que no permitirá al espectador permanecer impávido.

Comentarios

Publicar un comentario